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miércoles, 16 de mayo de 2012

Justo Allí, En La Cabeza




(Habitación, paredes muy blancas, en un rincón, algunas cajas con objetos que fueron parte de la decoración de la habitación; peluches, tendidos de cama, suvenires, una pequeña lámpara. En otro rincón, una caja llena de fotografías y videocintas. Al lado de la puerta que permanece cerrada una mujer joven, llora, con  su mano derecha sostiene un arma; de pronto lleva el cañón hasta su boca, cierra los ojos, lleva su dedo índice hasta el gatillo, llora; silencio. Retira el arma de su boca, permanece inmóvil. Respira muy agitada. Va hasta una de las cajas, saca un peluche, lo abraza junto con el arma, llora).


Mujer: Si me viera mi madre estaría tan decepcionada... y como no... Si me viera mi madre se pondría como loca (silencio, ríe a reventar) seguramente diría: (coge una de las sabanas de la caja y la utiliza como manto).


Mujer: ¡muchachita, muchachita! Estos no son tiempos para ponerse armas en la boca, son tiempos para cerrarla y coger el arma con las dos manos como en las películas, y dispararle a los hombres que nos han hecho daño.


(Dobla la manta delicadamente y la regresa a la caja. Seguido a esto va hasta la caja con las fotografías  y saca algunas, también saca una grapadora, pega las fotos que sacó en distintos lugares de la habitación. Sin soltar el peluche dispara a las fotografías en las paredes, uno de los tiros rompe la tubería del agua, que ahora empieza a inundar la habitación. Ella no se inmuta ante esta situación. Se dirige hasta una fotografía donde se encuentra ella junto a un  hombre que la abraza, a él, no se le distingue el rostro porque uno de los disparos a dado justo allí , en la cabeza. La mujer pone el cañón justo en el agujero y le habla).


Mujer: te voy a buscar y a meterte un tiro en esa cabeza, voy a amarrarte a uno de esos juegos de los parques, te voy a quitar la ropa y voy a hacerte el amor y te diré que te amo y luego voy a pegarte un tiro en la mitad de la frente.


(Da tres pasos atrás y arroja el peluche contra la pared, este rebota y cae en el charco de agua que ha empezado a formarse va hasta el peluche y lo pisotea sin parar, mientras lo pisotea le grita al peluche).


Mujer: deberías llamar a mamá, deberías caminar por un extenso campo de naranjas y que este sentimiento fuera ajeno a ti.


(Va hasta la caja con fotos y videocintas y del fondo saca un teléfono inalámbrico, marca, al otro lado de la línea repica tres veces el teléfono, contestan ella, la mujer, habla).


Mujer: ¿mamá?, ¿mamá? (silencio) voy a arrancarme las uñas y después a coger naranjas, y voy a intentar pelarlas, y voy acorrer y gritar porque no tengo uñas, porque no puedo pelar naranjas, porque no puedo quitarme este sentimiento de encima y después voy a echarme a descansar en medio del campo de naranjas y estar placida allí como si fuera tu mamá, como un fruto podrido que se ha dejado caer de su rama, un fruto podrido, un fruto podrido! (silencio), como tu mamá. ¿Mamá? (al otro lado de la línea se escucha el tono incesante).


Mujer: ¡quisiera encontrarme al hijo de puta en medio del campo de naranjas y encajarle un balazo en los sesos! (silencio, presurosa lleva el teléfono hasta la caja de donde lo sacó. Por primera vez suelta el arma  dejándola en el piso, saca todos los peluches y los arroja sobre el charco de agua cada vez más grande).


Mujer: (mientras arroja los peluches) necesito limpiarme de sus recuerdos, borrar todas sus huellas, necesito llamar a un número desconocido, salir de esta habitación, ir  a tomarme unos tragos a un sitio conocido que la gente conocida diga:


(Cuando ya todos los peluches están en el piso la mujer revisa en la caja y saca una caja con fósforos, enciende uno y lo arroja al montón de peluche mas este se apaga por que los peluches se encuentran empapados por el agua que no para de brotar del muro).


Mujer: ¡vea, vean, pobre muchacha (sigue arrojando fósforos que se apagan inmediatamente) por lo menos ya se encuentra mejor, llevaba dos semanas en su cuarto mirando las fotos y recuerdos del hombre que la dejó por otro hombre, pobre muchacha.


(Llora, se desnuda y se arroja en la mitad de los peluches que se ahogan en el agua. Se escucha el sonido del teléfono, ella permanece inmóvil, el teléfono repica tres veces. Silencio. Se escucha el sonido de una puerta que se abre fuera de la habitación, ella se pone en pie de inmediato va hasta el lugar donde dejó el arma, la toma, toma la caja con fotografías y videocintas y la lleva hacia el rincón donde el agua aun no ha llegado. Se oyen pasos que se acercan a la habitación, se observa en el pliegue inferior de la puerta la sombra de unos pies grandes; ella. Permanece al lado de la caja en silencio. Tocan la puerta.)


Voz: (desde fuera) ¿Teresa? (silencio)


(La mujer se abalanza sobre la caja que contiene suvenires y saca una cámara de video, regresa hasta la caja con las fotos, saca una videocinta y lo inserta en la cámara abre la pantalla, presiona el botón “play”. El video nos muestra a la mujer entrando a una casa llevada en brazos por un hombre, el hombre saluda cordialmente al tipo que está grabando; ella en el video sonríe. Al entrar en la  casa el hombre la descarga sobre un sofá sobre el cual reposa una caja envuelta en papel regalo.  La persona que graba hace un zoom sobre la tarjeta pegada a la caja; dice: “con gran  aprecio y cariño su amigo: Tom”. La mujer arroja la cámara al piso inundado por el agua va hasta la puerta y le da un par de puñetazos).


Mujer: eres un hijo de puta (llora).


Voz: (desde fuera) ¡cállate! ¡cálmate! Eres una mujer madura.


Mujer: (muy alterada) ya verás cuan madura puedo ser (lanza tres disparos que traspasan la puerta, silencio).


(La sombra de los pies  se aleja, se escucha el ruido de un cuerpo que se desploma contra el piso, la mujer inmóvil sostiene el arma que echa humo apuntando a la puerta. Silencio. Suena el teléfono, al repicar por tercera vez la mujer va por él, contesta.).


Mujer: ¡mamá! (llora) no, no estoy bien le pegué tres tiros, como en la películas. (Del otro lado de la línea cuelgan. (Toma el arma la lleva a su boca, aprieta el gatillo. No hay balas. El agua no para de brotar del hueco causado por el disparo, esta misma ha llegado ya a todos los rincones de la habitación, incluso ahora empieza a colarse por el pliegue inferior de la puerta. Ella permanece en silencio. Afuera de la habitación el cuerpo caído se recompone. Ella mira hacia la puerta. Tres disparos atraviesan la puerta desde afuera de la habitación y uno pega justo allí, en su cabeza, cae desplomada el piso, se escucha el ruido de pasos sobre agua que se alejan, una puerta que se abre y se cierra, silencio.)


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