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martes, 10 de noviembre de 2015

Poesía Acuática (3 poemas por Felipe López)




 Silencio 

Hoy recuerdo el silencio de Alfonsina, el silencio alado de su boca
salió del mar hacia las nubes amiga de los estorninos

Las palabras no se las lleva el viento, Alfonsina llegará con la lluvia:

El destino del líquido bajo los engranajes de la nube, la cortina pastoril
que sumerge al esquilador de la lluvia a los balidos de su cuerpo

Llegará el herrero que extendió sus manos : la ruta del sol
El rictus del metal fundido sobre las ruinas del agua

Llegará el silencio a los astilleros sobre el beso forestal de la adormidera…
sueñan las caracolas, mejillones, la lejanía de la playa y su bullicio

Llegará la casa vieja con sus ventanas de espuma y flamencos
la fisura del silencio en las puertas, la ola atrapada en las bisagras

Llegará el psiquismo hidratante de una mujer sin final
para esculpir la piedra oceánica de un grito interminable

el silencio de Alfonsina junto a los escribanos del mar...








Los 100 metros estilo libre de Mark Spitz



Dos manos han roto la clepsidra 

El hombre agua quiso mentir de caparazón

Un ballet de saetas partían de Modesto California, 
el carril era un débil espacio de pulmones…

El tiempo hacía apnea en el templo de la herida
brazadas de cien metros cortaban las alas.

Un océano recto para dejar la nariz ante un espejo
aventureros que iban y venían a ese fuego que bordeaba sus cabezas

La corona de laurel era el nuevo vestido de los ahogados

La alquimia convirtió el agua en un acuario de relojes





Aqua
(Fragmento I)

“Cuando el hombre salió del mar 
se llevó el océano consigo”
                        Claude Bernard


Soy el vinculo geométrico de las olas
la piel de mi vida

Ayer soñé que me moría con Jacques Cousteau 
y que  una muralla de coral tenía la tumba de un niño marítimo 

porque mi boca es un puerto de crayolas celestes  
y de  arrecifes podados por el polietileno   

la mixtura de lo que transcurre, corvinas en la costanera 

 que arponeros salían de mi semen como  manglares 
y la noche con  el collar de turmalinas en el lomo de un toro
eran caléndulas contra las leguas del cansancio 

porque lloraba aceite de ballenas en una lata de hombres huérfanos  
heridos  por las burbujas de los niños

cuando buscaban la jaula de las rocas
porque quizás
la sequía aparece para develar un árbol de yeso 
en las brazadas fracturadas de mi madre… 

El agua turbia donde  busco a los alquimistas en  el silencio de los mejillones 
busco en mi sangre las lapidas del mar

pero las moscas y el río se hunden en las  pupilas del mar
y los gusanos regresan del cementerio marino

como aguaceros de tribus que enhebran sus moléculas en mi piel blanca
 un  voraz sentimiento  de los que drenan las nubes con el opio…

y fue el inicio del mar

Fue la inundación  de la yagua en los poros elementales, la flecha de savia 
sus semillas en las parcelas antiguas del manantial 

Fue la maloca en cada rito  del chubasco,  el animal protector 
cuando duerme el alma –árbol  en cada palabra umbilical de la tierra 

Fue el río en el lomo de las ranas,  saltando entre  los continentes fósiles
del hombre nuevo… 

Un sueño de astilleros en el olor de un papiro,  un mapa en desuso 
 el traje  hídrico de una sílaba arrojada al sueño de un litoral poético

Y era la palabra agua  una verdad en la tumba de un niño marítimo 
la desembocadura de un signo de agua  en los calendarios universales 

El Juego de  un niño–pez en   la placenta del acuario
mientras busca en el mar de Aral, lo que ya no existe….

Y fue el inicio  del mar

El que descubrió el portal náutico de un espíritu elevado
desenvainado la colmena hídrica en los copos de los árboles

Como una ofrenda de hierbas en  las grietas del  cielo
me sumerjo a mis delirios oceánicos  

cuando  las aves migratorias vuelan en mi  mente
cuando  los cancerberos azules en la puerta de un volcán

En el albor de las nubes nocturnas, la coraza de un nubarrón en mi cráneo   

Soy el  ciclón de los  libros  arrojados a las bibliotecas del mar 

 el relámpago en  las plumas  del halcón que nace de  mi mano 
 el torrente de la  cascada en los bordes de un antiguo marsupio

Soy  el líquido que desgrana los acantilados en las parcelas del tiempo 
el lirio acuático que teje las  branquias en los otoños del valle
Soy el  pez azul  que reescribe el diluvio como una ofrenda de viento
el  talego de charcos  cuando bailo en  las alturas del páramo  

Como presa de una fragata en guerra, la  yesca interminable, 
 el  incendio inmemorial del homo sapiens 

–Porque el hombre de agua también se quema en el punto cardinal de un risco–

Soy el ojo pardo de un río antipoético que cruza las manos de un niño 
la quintaesencia  de las aves marinas atrapadas en la saliva infantil 

Me sumerjo a mis delirios oceánicos  en el  sudor de un hombre acuático
cómo un  bípedo que alza su cuerpo en las bisagras de una nube…




Felipe López Nació en Manizales, Colombia, en 1985. Presidente de la Corporación Cultural Sísifo de Envigado. Coorganizador del  primer Encuentro Nacional de poesía joven de Colombia.  Ha sido ganador del Premio Sueños de Luciano Pulgar, Poesía 2010. Ganador del segundo Premio de Poesía Joven Ciudad de Medellín y ganador a los Estímulos al Talento Creativo en Poesía de la Gobernación de Antioquia 2014. Ha publicado la antología de poesía joven El vacío como llenura en el 2010; y el libro AQUA con la Editorial Pulso y Letra 2014. Ha sido invitado  a festivales en Ecuador y México, y el festival Internacional de poesía  de Medellín 2013 y 2015. 


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